
La reciente implementación de la Resolución N° 6488/24 en Río Negro encendió las alarmas en las Escuelas Técnicas de la provincia. A partir del ciclo lectivo 2025, que inicia el próximo 5 de marzo, los estudiantes podrían pasar de año con una mayor cantidad de materias adeudadas, una medida que, según docentes, podría afectar seriamente el rendimiento académico y comprometer la formación técnica de los futuros egresados.
El rechazo por parte del colectivo docente es contundente, y ahora se extiende a las bases del gremio UNTER para que tomen cartas en el asunto. Gonzalo Olguin, profesor del CET 22, advirtió a LM Cipolletti que la nueva normativa plantea un riesgo para la calidad educativa: “Esto va a generar que los estudiantes egresen con muchas trayectorias adeudadas, pero sin su título. Ya no existiría la materia con la especificidad que tiene la escuela técnica actualmente”.
¿Qué cambia con la nueva resolución?
La Resolución N° 6488/24 propone un sistema de evaluación centrado en las trayectorias educativas reales de los estudiantes, permitiéndoles avanzar de año incluso con materias pendientes. Según el texto oficial, el objetivo es reconocer los recorridos singulares de cada alumno, adaptando el proceso de evaluación y promoción a sus necesidades específicas.
El nuevo esquema elimina la tradicional repitencia, permitiendo que los estudiantes puedan transitar cursos superiores mientras rinden materias previas. Aunque la medida busca evitar la deserción escolar, desde el ámbito técnico advierten que podría tener un efecto contrario: comprometer el aprendizaje profundo en áreas clave.
Riesgos para la formación técnica
Los docentes técnicos sostienen que esta reforma podría tener consecuencias graves para la formación de los estudiantes. Gonzalo señala que “en la educación técnica, las materias no son aisladas: cada espacio curricular está vinculado con habilidades específicas que se van construyendo año a año. Si un alumno avanza con materias pendientes, se debilita toda su formación profesional”.
La preocupación radica en que las escuelas técnicas requieren un proceso de aprendizaje acumulativo y progresivo, donde las habilidades prácticas y teóricas se integran de manera escalonada. Permitir que los estudiantes avancen sin haber completado los contenidos esenciales podría generar lagunas de conocimiento difíciles de recuperar.
El desafío de los docentes frente al nuevo sistema
La implementación de esta normativa también representa un desafío para el cuerpo docente, que se vería obligado a atender simultáneamente a estudiantes con trayectorias diferentes. Gonzalo explica: “Esto puede llevar a cursos híbridos, donde el docente tendría que dar clase a su grupo asignado mientras atiende a estudiantes que adeudan materias, diversificando la dinámica del aula y quitando el foco de la clase puntual”.
Además, los educadores temen que la flexibilización de los criterios de evaluación termine favoreciendo únicamente las estadísticas de promoción del gobierno, pero a costa de una caída en el rendimiento académico general. “Entendemos que esto mejora los números estadísticos del Gobierno, pero lo hace bajando la calidad educativa”, agregó.
La preocupación no es solo ante las autoridades educativas, sino también frente a la comunidad y el sector productivo. “Queremos poner en alerta a los padres que mandan a sus hijos a la escuela técnica. Esto es peligroso para la calidad educativa que va a recibir su hijo”, advierte Gonzalo.
También alcanza al ámbito laboral, ya que los egresados de escuelas técnicas desempeñan sus roles en sectores productivos que requieren conocimientos específicos y habilidades técnicas sólidas. Una formación incompleta podría traducirse en profesionales menos capacitados en un contexto en donde el mundo laboral requiere mayores perfiles especializados en diferentes ámbitos.
Un llamado a revisar la resolución
Si bien los docentes no se oponen a la modernización del sistema educativo, exigen un proceso participativo que contemple las particularidades de la educación técnica. “No nos resistimos a las modificaciones, pero es muy difícil aceptar una resolución que aparece de manera intempestiva, sin argumentos pedagógicos claros”, subrayaron.((LMC))
Por ahora, la incertidumbre reina en las escuelas técnicas de Río Negro. El temor es que, lejos de beneficiar a los estudiantes, el nuevo sistema termine afectando su rendimiento académico, comprometiendo su formación profesional y, en última instancia, su futuro laboral.